"Amor, curiosidad, Prozac y dudas" (Lucía Etxebarría, 1997)
Encontré este libro sobre una mesa en casa de mi hermana y le pregunté si lo estaba leyendo; me dijo que lo había empezado unas cuantas veces pero siempre se quedaba "en la Q". Así que como iba a pasar unos días en su casa, decidí leerlo y ver si pasaba "de la Q".
Y esto de "la Q" es porque los capítulos, en lugar de estar numerados, utilizan una letra del alfabeto, ordenadamente. Una inicial por capítulo, con una pequeña entradilla. Por ejemplo, "Q de querer, queja y quiebra".
¿Por qué se quedaba mi hermana siempre ahí? Pues no lo sé, lo cierto es que me leí el libro del tirón, y eso no puede ser más que bueno. No coincido con la autora en algunos aspectos estilísticos, pero eso no me impide leer el libro. Al fin y al cabo, si todos escribiéramos igual, la literatura sería muy aburrida. Lo que sí es cierto es que algunas menciones a elementos de la cultura popular muy populares en la época en que el libro fue escrito se notan bastante desfasados a estas alturas. Nombres de grupos, modas... hacen que el libro suene un poco más antiguo de lo que es, pero supongo que eso lo convierte en un testimonio de una época. Es como cuando ves "Mujeres al borde de un ataque de nervios", y te devuelve inmediatamente a los 80. Ahora lees "Amor, curiosidad, Prozac y dudas" y estás de nuevo en los 90, con la cultura yuppie en plena eclosión, el rollo pastillero y bakala, y un poco de post-postmodernismo que hace que la movida madrileña suene antigüísima incluso.
En cuanto a la historia relatada, he de decir que Lucía ha capturado muy bien todos esos momentos de confusión que --estoy segura-- todas hemos experimentado en uno u otro punto de nuestras vidas. Me da que ha separado, en un alarde de esquizofrenia escribana, sus varias personalidades en las tres hermanas, para contar esta historia, pero me pregunto cuánto de ficción tiene esto realmente.
Un libro entretenido, ni que sea por volver a vivir los 90 y reírnos amargamente de todo aquello.