¡Contra los racaneos!
De vez en cuando (más bien, casi todos los días) echo un vistazo a la prensa española, a ver qué se cuentan. Hoy he visto algo gracioso, que dudo mucho de que lo vayan a aplicar, pero no estaría nada mal. Dice la noticia que los inspectores de Hacienda visitarán las casas para detectar posibles fraudes con los alquileres. Bueno, pues como digo, no me creo en absoluto que eso vaya a hacerse realidad, pero si algún día les apetece ponerse a inspeccionar, conozco a unos cuantos dueños de pisos, que SEGURO que declaran como "vivienda deshabitada" mientras en su interior se alojan (y pagan religiosamente por ello) nutridos grupos de estudiantes. ¿Chivata? Llámame eso si quieres, pero es que se lo merecen... sería lo mínimo que tendría que hacer para agradecerles lo bien que se han portado. Durante mi vida de estudiante universitaria en Valencia he estado de alquiler en 4 pisos de diferentes dueños, a cual más estúpido y rácano. La mayoría de ellos se negaban en redondo a que el pago se lo hicieramos ingresando el dinero en una entidad bancaria - ya que de ese modo, el dinero existía y Hacienda podía pedir explicaciones, y lo que es peor, ¡tendría que declarar que tenía ingresos por el piso!. Con lo que cada mes nos tocaba una visita coñazo del dueño del piso, momento que aprovechaba el respectivo para fisgar a ver qué se cocía en su propiedad y dar la monserga si algo no le parecía apropiado. Quizá los que me resultan más insidiosos sean los dueños del último piso en el que estuve (¿quizá por la cercanía al suceso?), un matrimonio de avaros, que como se podría decir, ¡no van al water por no gastar! Durante los dos años que estuvimos allí, mi hermana y yo, junto con un cenutrio que estudiaba Bellas Artes (por hacer algo, ya sabéis, estos niños de papá), estos caserillos de tres al cuarto no fueron capaces de arreglar la luz de la nevera para que se encendiera, y cada vez que encontrábamos algo defectuoso era una tortura llamarlos y quedar con ellos para que lo arreglaran o nos proporcionaran la solución. Primero se fundió la bombilla del comedor al mes de estar allí. Como era una lámpara de esas que se compran al por mayor en centros comerciales, la bombilla era más cara/rara que el caldo de una castaña y pasábamos bastante de buscarla/comprarla nosotras (porque El Cenutrio no se quiso aprender el teléfono de los dueños ni hasta el último mes), los llamamos y les contamos el tema. Pues bien, en el modo racaneo en el que suele vivir la sociedad española, la mujer se las apañó para enviar a su hermano, "porque mi hermano es electricista!! es un electricista muy bueno", y así todo quedaba en casa. Su hermano, el diplomado en Voltios por la Universidad Internacional de Faraday, sólo fue capaz de ponernos una bombilla amarillenta, de 10W si mal no recuerdo, de tal forma que, estando el comedor orientado al norte y siendo pleno octubre, aquel comedor parecía un velatorio a partir de las 17h incluso (o especialmente) con la luz encendida. Afortunadamente, a la semana se volvió a fundir, y milagrosamente, El Cenutrio se molestó en buscar una bombilla y... no os lo váis a creer... ¡la puso él! Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la mierda de bombilla que había puesto el amigo de los Amperios. Y fue poco después cuando le pasamos la factura a los dueños, evidentemente, quienes no entendían la razón para que se fundiera la bombilla tan pronto. Oh! misterios de la vida! Por ser rácanos, ni tan siquiera querían darnos un recibito de que les habíamos pagado la mensualidad, y cada vez que había que calcular algo sacaban un trozo de papel y el marido se ponía a hacer sumas, restas, divisiones y todo eso con un boli de propaganda, mientras jugaba con un palillo entre los dientes y la mujer nos taladraba con estupideces a voz en grito -porque estaba sorda como una tapia, y miope como un topo, pero no se ponía gafas porque era muy presumida, o muy estúpida, añadíamos nosotras mentalmente-. Se ve que eso de las calculadoras era un invento demasiado avanzado para su época... ¡Engendros del diablo! Finalmente en julio decidimos irnos del piso; yo quería irme a Barcelona (aunque finalmente acabé en Londres) y mi hermana estaba hasta los cataplines tanto del Cenutrio (comparto dicha opinión) como de los dueños. El día que le dijimos a los dueños que no renovábamos para la siguiente temporada, les cambió la cara completamente, se quedaron petrificados y acto seguido adoptaron una postura desagradable y trataron de que abandonáramos el piso antes de tiempo, porque claro, ¡tenían que buscar gente para el piso! Y no podían perder ni un día de sus vacaciones (el contrato acababa en Julio, incluido). Les preguntamos si pensaban devolvernos las pelas de los días que nos fuéramos antes de tiempo, y nos salieron con la excusa de que al principio de todo, cuando entrásteis en el piso, os regalamos un par de días. Por dios, pero qué gente, inventando mundos de fantasía y creyéndoselos al tiempo. Por supuesto, agotamos todos y cada uno de los días en el piso, porque realmente era necesario y porque NOS SALÍA DE LAS NARICES, ¡USUREROS! Y si de cuatro pisos los cuatro eran avaros en sus actos, y si esto fuera una representación de los negocios en general en España, ¿cómo no va a sentirse Hacienda estafada? ¡Si es que hacen muy bien yendo a la caza! Para cualquier duda ya saben donde estoy - guardo nombres, apellidos y teléfonos! XD