Cómo se ve España desde fuera

Sé que estaréis pensando que este es otro más de esos post-quejas que se suelen leer en los blogs de gente que vive fuera de España, pero no es esa mi intención, sino explicar un poco la sensación que tenemos los autoexiliados cuando oímos de España o volvemos a ella. Que no va con mala intención, sino que el propósito es aclaratorio, vamos...

En los periódicos ingleses (que son los que leo cuando tengo ocasión) se suele apostillar los titulares relacionados con España con cosas como "La Inquisición Española se vuelve a manifestar...", "La naranja mecánica en España...", "... ha caído con toda la fuerza de la Inquisición...". Esto son sólo algunos ejemplos que recuerdo así a bote pronto, para que os hagáis una idea de la imagen que tiene España de cara al exterior: un país anticuado y anquilosado en el pasado.

La realidad no ayuda demasiado a huir de los dichos. Basta con aterrizar en España y empezar a encontrar detalles como puertas que no van, cintas que no recogen maletas y aparcamientos sin señalizar, como me pasó cuando vine, sin ir más lejos. Y no me extenderé sobre esto porque hay mil anécdotas acerca de esto.

Luego está el problema de la educación y la atención al público en general. Por qué esa forma tan desgraciada de tratar a los clientes está tan generalizada es algo que nunca comprenderé. Desde los grupitos de dependientas que se dedican a charlar entre ellas de problemas misteriosos con el almacén mientras tú esperas a que te cobren, a las vacaburras del súper que pasan tus productos por la cinta en un mutismo absoluto y te gruñen el importe a regañadientes, sin olvidar los seguratas que se creen machoman y no prestan maldita atención a lo que están haciendo.

En Londres cuando vas al súper más simple, el dependiente te dice hola/buenas tardes/buenas noches (dependiendo del contexto), te pregunta qué tal te ha ido el día y te cobra con eficacia y rapidez. ¿Cuesta tanto? Yo creo que no. Así pues, no me extraña que cuando se nombre a los españoles se les pinte como maleducados y burros. El ejemplo de la ley Antitabaco es el más apropiado: los fumadores se quejan porque sus derechos se ven recortados. Inaudito. "Hola, sí, me quejo porque no me dejan joder a los demás, pero mírelos, tienen coche, miren cómo sale el humo de su tubo de escape, los malos son ellos."

Por otro lado, está el tema de las prioridades y de la inteligencia conversacional en general. ¿Qué puñetas pasa en este país, que los principales temas de conversación son el fútbol, operación triunfo y el problema nacionalista del momento? Desde fuera, cuando se escuchan estas gilipolleces, no puedes por menos que pensar: será que no tienen nada mejor de lo que preocuparse.

Otra cosa que se ve es el ensalzamiento de la ignorancia. La gente está orgullosa de ser maleducada e ignorante, no hay más que ver el rechazo a aprender nuevos idiomas ("eso es muy difícil para mí, que aprendan ellos, que son los que vienen aquí"), el desinterés por la lectura ("a mí lo que me gusta es ver la tele"), y en general cómo se aplauden los chistes fáciles y reburros doquiera vayas o mires. Obviamente, esto es un problema importante, quizá la fuente de todos los anteriores. Ser tan ignorante sólo lleva a la cerrazón, y la cerrazón sólo lleva a la ignorancia. Es algo que se va haciendo cada vez peor, hasta llegar a un punto en que se es incapaz de entender o ni siquiera aceptar que existen culturas alternativas.

En fin, que a España le conviene mucho ser europea para recibir fondos y ayuditas, pero no les interesa ser europeos cuando hay que ponerse al nivel educativo e intelectual. No es algo de lo que pueda una estar precisamente orgullosa.