Antología de la estupidez (I): El diseño de un logotipo

Inauguro aquí mi propio serial por capítulos acerca de estupideces sublimes que han acontecido en mi vida como currante con una anécdota que casi me hizo estallar de ira en mitad de la oficina.

Era un día usual, en el que los tres jefes que tenía por alrededor revoloteando y pidiendo cosas de machaca (que si prepárame una presentación... o prepárame una web... busca algunas fotos de google...) se dirigieron a la sala de reuniones para debatir durante un buen período de tiempo, y al salir, me llama uno de ellos, y me dice lo siguiente:

Para un proyecto que queremos presentar, necesitamos un logotipo que represente la interacción entre el ciudadano y la administración, y que sea al mismo tiempo, moderno pero clásico, y en color azul. Haz unos cuantos bocetos y a las 13 me enseñas lo que has hecho... (eran las 12, mecagüen...!).

El caso, que tras recordar cosas que me había comentado mi hermana acerca de la diferencia entre imagotipo y logotipo y el uso incorrecto de éste último por el común de los mortales, y con la intranquilidad mental que me producía el saber que realmente no estaba produciendo logotipos sino imagotipos, me di cuenta de la gravedad de la situación, ya que el pc en el que trabajaba tan sólo contaba con el fireworks (en una versión superantigua además), y no habían tipos de fuentes instalados -más que los que venían por defecto con windows-, así que me tocó ponerme a buscar tipos libres y gratuitas por internet, con aquel acceso a internet a la increíble velocidad de 6.4 kb/s (estoy hablando del 2004, cágate lorito). Tras unos cuantos intentos doy con unas cuantas fuentes sans así rollo elektro, como una OCR Extended pero más redondeadita, típicas cuando en la administración quieren ir de modennos, y hago lo que era el logotipo en sí. Posteriormente, y esto es lo que más me costó, ya que soy lo peor para diseñar imagotipos, hice como seis versiones de un símbolo que representara el concepto de lo que más o menos me habían querido explicar.

Al final conseguí algo medio decente (contando con las carencias técnicas y de tiempo y mi inutilidad para diseñar/inventar imagos), justo a la hora en que me habían puesto como límite. Empiezan a darle un vistazo aquel trío de lumbreras y deciden que en vez de azul eléctrico, quedaría mejor en rojo, que todo fuera más grande (¡cómo no!) y con menos detallitos fashion. Así que hice los cambios en un plis plas y decidieron que lo mejor era que el trabajo de machaca lo continuara otro currito, y le endilgaron pasar las transparencias a limpio y poner los logos y tal a otro de la oficina.

Y llega el susodicho y me pregunta que dónde está el logo que había hecho. Le digo que en la carpeta compartida, con tal nombre, blabla, y no le doy más importancia a la cosa; había guardado una versión en gif, ya que el fireworks guarda en PNG como formato nativo, y si abres el png en un ordenador que no tiene esas fuentes, pone otras por defecto.

Y SÍ, efectivamente, el chiquillo cogió y abrió los PNG's sin dudarlo ni un instante. Cuando al buen rato se me ocurre pasar por detrás de su ordenador y veo en qué se había convertido mi obra de arte, casi me da un ataque. La tipografía del logotipo se había sustituido por una arial en todo su esplendor, y algunos caracteres usados para el símbolo también habían sido sustituidos por la Arial, y eran tan grandes que tapaban otros detalles del mismo (ya que el cuerpo de la tipo original era mucho más pequeño). ¡Por dios! ¡Lo menos que puedes esperar al ver una imagen tan cutre y desproporcionada es que se ha exportado mal! ¡Pero noooo, lo cutre triunfa y preguntar no se estila! El chaval lo copió y pegó mal en todas las transparencias de la presentación (porque no conocía esa fantástica funcionalidad llamada... ¡hacer plantilla!). Y los señores jefes que tantas vueltas le habían dado a lo que yo había hecho, ni tan siquiera se percataron de los horribles cambios acaecidos. (Lo cual me lleva a pensar que por defecto se quejan cuando les enseñas algo, mientras que la segunda vez dirán que les parece bien.) Mira que han pasado meses, ¡pero cada vez que me acuerdo me hierve la sangre! ¡Y he aquí cómo empieza mi culebrón de estupideces varias! ¡Que lo disfrutéis!