Antología de la estupidez (III): Integración de conocimiento

Un día que estábamos todos tan estresados y apurados como siempre (es decir, un día como cualquier otro) nos llamó el jefe de nuestra sección a la sala de reuniones. Todos, bastante extrañados, acudimos allí y tomamos sitio como pudimos, porque más que sala era salita, y hacía un frío de demonios, pero eso ya es otra historia.

Nos iba a dar una gran noticia, el Cambio se avecinaba, teníamos que estar listos para los acontecimientos del futuro... atención ... porque se acabó eso de ser programadores... ni desarrolladores ni nada de nada... ¡a partir de entonces seríamos integradores de conocimiento!

Yo en aquel momento tuve que aguantarme la carcajada, evidentemente. De repente me imaginé al jefe entre paréntesis y con el símbolo de la integral delante, y claro, no era serio. Además, la simple expresión me parecía ridícula y rimbombante. Muy del estilo del lenguaje de empresa, rollo "Desarrollamos soluciones integrales para dar soporte completo a todas las necesidades de su empresa", que acaban queriendo decir: "Somos el mejor ejemplo de que el que mucho abarca poco aprieta".

Y siguió desgranando el significado de la expresión, a ver si nos lo creíamos y empezábamos a aplicarnos el cuento: se trataba de estar dispuestos a aprender cualquier cosa, a cambiar de tarea de un día para otro; si hoy había que aprender .Net se aprendía, y si pasado había que instalar un linux, pues se instalaba. Así, sin despeinarse.

Aquello no me parecía nada bien. Yo ya había dicho en la entrevista que me hicieron cuando entré que a mí no me molaba cacharrear para los demás. Como mucho, me arreglo mi ordenador, pero que sea una vez cada cuatro años como mucho. Y ni a familiares ni a amigos, aplicando al máximo la regla que dicta "No, no pienso arreglar tu ordenador". Así que salí de la reunión pensando que aquello no podría llegar a ningún buen puerto...

Yo ya llevaba meses integrando montones de conocimiento, así que no me vendían la moto. Unos días tenía que hacer apaños en javascript y html para falsear una página web y que pareciera que la demo que hacían era de verdad, con un servidor dinámico y todo, otras veces tenía que hacer portales web en 6 días aunque luego se pusieran en marcha tres meses después (viva la planificación de recursos y la gestión de proyectos), en otras ocasiones me tocaba hacer iconos y cuando no, pasarme de 12 a 18h en la sala de reuniones, ¡sin comer!, contestando por mí y por todos los otros implicados en el proyecto, que se les comía la lengua el gato cuando entraban en esa sala y no decían ni mu. Sería el frío.