Cuando tres días se convierten en 12 horas

El otro día había un anuncio en la estación de metro avisando de que el papel para las tarjetas de metro de una semana (las weekly travelcards) se estaba agotando, así que si querías una sólo podías comprarla en taquilla de 7 a 10 de la mañana (cuando más gente hay y más asco da coger el metro), o en las máquinas. Evidentemente es una maniobra para que la gente empiece a usar sólo las tarjetas oyster, que funcionan por radiofrecuencia, simplemente acercas la tarjeta al lector (incluso teniendo la tarjeta en el monedero dentro del bolso) y hace piiip y ya puedes pasar (o no, depende de si tienes saldo suficiente XD).

Yo llevaba ya unos meses pensando en comprarme la tarjeta oyster porque la verdad es que acabas ahorrando tiempo y dinero, pero entre unas cosas y otras nunca me decidía... El caso es que aquel cartel me impresionó tanto que me dije: ¡hay que ponerse manos a la obra!

Tienen una web maravillosa en la que puedes pedir una tarjeta, si no tienes una anteriormente que la quieres recargar, y todo está bastante clarito explicado, sin flashes ni animaciones superfluas (aunque he de recalcar que el uso que hacen de pop-ups me toca las narices considerablemente). En fin, que en cinco minutos había pedido la tarjeta y me decían que tuviera en cuenta que tardaría lo menos 3 días laborables en llegar.

Yo ya estaba pensando que el martes (ya que la pedí en viernes y mi tarjeta actual caduca el lunes) me tocaría ir de buena mañana a comprar un bono de día porque no me habría llegado aún la tarjeta nueva, cuando el sábado (!!!!!!!) tenía una carta con mi tarjeta, una funda para la misma, un mapa de metro y una bienvenida en el buzón. ¿Eso son tres días? No quiero ni pensar cuando digan una hora. En fin, ¡impresionante!

Mañana será divertido... Touch in, touch out!